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Foto del escritorDan Uriegas

La Adoración es para Nuestro Bien

¡Sin duda alguna nuestra mente contribuye grandemente cuando adoramos! Vaya, es un hecho que tenemos que pensar qué decir; recordar los atributos de Dios; tratar de no repetir… pero la Biblia nos indica que Dios no está buscando oraciones brillantes, sino oraciones que provienen de corazones quebrantados (Salmo 51:17). Sólo tu corazón encendido puede agradar a Dios, ¡y sólo entonces experimentarás SU deseo por agradarTE!


¡Busca agradar al Señor!

Para lograrlo, asegura que al adorar realices por lo menos 4 cosas:



1. Anhela su presencia.

Dios da la bienvenida a su presencia a aquellos que le buscan ya sea con desesperación o con deleite, por necesidad o por comunión, pero siempre con la misma motivación.

Moisés le dijo a Dios: “…si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino para que te conozca…”. A Dios esto le agradó y le respondió: “Mi presencia irá contigo y te daré descanso”. (Exodo 33:13,14). Poco después Dios mostró su gloria a Moisés, ¡señal inequívoca de su presencia y deleite! Moisés quería encontrarse con Dios.


En Isaías 6:1-8, podemos apreciar el clamor y la angustia de un hombre como tú y como yo, que al saberse ante la presencia del Dios Todopoderoso, del Rey de reyes y Señor de señores, ¡Jesús mismo!, cae de rodillas.



2. Inclina tu corazón.

¿Qué significa estar ante Jesús, el Rey de reyes y Señor de señores? Entre muchas cosas, que él es absoluto y dueño de todo, el más grande entre todos y quien merece nuestra honra y reconocimiento. Esto significa que somos súbditos y que nuestra voluntad, ¡le pertenece! ¿Lo crees? Como Isaías, ¿te inclinarás?


En Hebreos 11:6 leemos: “…porque es necesario que el que se acerca a Dios, crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan”. El texto sugiere un trabajo: ¡acercarse! Se trata de buscar a Dios y presentarte a ti mismo. También leemos que el que se acerca, creyendo, recibirá “algo” a cambio. ¡Un premio de parte del Padre! Un regalo sin duda alguna, útil, bueno y que excede nuestra imaginación. ¿Esperar ser premiados es egoísta? No, ¡es parte del trato!



3. Espera respuesta de Dios.

Dios NO dice: “No esperes algo a cambio…” ¡No, al contrario! Lo que nos dice, es: “¡Espero que creas que premiaré tu búsqueda!” Es más, ¡está en su carácter el invitarnos a probarlo! Eso lo podemos apreciar en Malaquías 3:10.


La adoración es un don de Dios para nosotros, diseñada para nuestro beneficio. Él no la necesita, pero nosotros sí. Sólo hasta que Isaías cayó de rodillas, es cuando pudo responder al llamado del Señor, diciendo: “¡A mí! ¡Envíame a mí!” Esto es como la operación comprobatoria para saber si como individuos y como iglesia, adoramos. Porque cuando adoramos, es entonces cuando servimos y al hacerlo, la iglesia es edificada.



4. Servir.

Esto significa hacer cosas extraordinarias en la iglesia, ¡unos con otros! La adoración nos lleva a servir, esto es, a ministrar. ¿No es increíble? Después de adorar con corazones quebrantados ante el Rey, estamos listos para mostrar el amor de Dios, utilizar nuestros dones, procurarnos, ¡y hacer que el evangelio sea creíble!


La adoración, es la búsqueda de la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que nace en el corazón y que cuando la encuentra, nos inclina. Luego, ¡encuentra su camino hacia nuestras manos, rodillas y corazón! Manos que se levantan en alabanza, que ofrendan esperando un premio y que sirven…



¿Qué vas a hacer?




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